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viernes, 12 de febrero de 2010

Ucrania: La victoria de Víktor Yanukovich y el fin de la Revolución Naranja

El pasado domingo 7 de febrero, se realizó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ucrania donde resultó electo Víktor Yanukovich, con el 48.79 por ciento.

 
Dada la clara injerencia de Estados Unidos, en la historia cercana de Ucrania, estos comicios se convirtieron en un evento de gran importancia para ese país de Europa Oriental.

 
En el año 2004 en Ucrania se escenificó un movimiento de protestas, principalmente integrado por jóvenes estudiantes de clase media, con acciones mediáticas muy creativas que fue bautizado como la Revolución Naranja, por el color escogido para protestar por los integrantes de este movimiento.

 
El movimiento, iniciado el 21 de noviembre de 2004, logró que se repitieran las elecciones presidenciales de ese momento y que ganara el líder pro estadounidense Víctor Yuschenko.

 
Esta Revolución Naranja forma parte de un plan mayor, que impulsa movilizaciones de protestas en diferentes países y que han sido bautizadas como las revoluciones de colores.

 
Al respecto, la investigadora estadounidense, Eva Gollinger, nos explica que “las revoluciones de colores forman parte de una estrategia de cambio de régimen, implementada normalmente en países estratégicamente importantes para los intereses estadounidenses, donde hay o están a punto de ser elegidos gobernantes que no favorecen los intereses imperiales”.

 
“La estrategia consiste en debilitar y desorganizar los pilares del poder, eso significa debilitar el Estado, los medios de producción, crear una sensación de inestabilidad y caos en el país. Esto se realiza a través de diversas técnicas, una de ellas utiliza a la juventud, a los estudiantes, las caras frescas que dan una imagen diferente a la de los partidos políticos, desacreditados por sus acciones del pasado”, señaló Gollinger.

 
De esta manera Ucrania se convirtió en 2004 en la tercera experiencia exitosa para derrocar gobiernos en Europa del Este, a través de una Revolución de Color o Golpe Suave. Los anteriores países fueron Serbia y Georgia.

 
Una estrategia que le permitía a Estados Unidos ir ganando terreno en los países de Europa Oriental, área de natural e histórica influencia rusa.

 
Otro Continente, la misma estrategia

 
La Revolución Naranja fue mostrada al mundo como un movimiento espontáneo que no representaba intereses antinacionales, pero el desarrollo de los acontecimientos se encargó de demostrar la verdad.

 
“En su momento fue aplaudido, como gran estrategia que logró imponer la agenda de Estados Unidos en un país que tenía cierta resistencia a nivel político, y se logró imponer de una manera que en aquel momento se creía permanente y que se veía que eran los propios ucranianos los que la habían ejecutado, sin la mano imperial. Sin embargo, con los años las verdades salieron a la luz y el gobierno pro estadounidense fue desenmascarado”, explicó Gollinger.

 
En Venezuela, esos mismos mecanismos se han activado también digitados desde los centros de poder estadounidense. Los estudiantes derechistas son el puntal de esta estrategia desde el año 2007, cuando los esquemas se utilizaban como la supuesta sociedad civil y los viejos partidos políticos resultaron desgastados para los fines de sacar del poder al presidente Hugo Chávez.

 
El trabajo continuado de las agencias estadounidenses ha estado enfilado a lograr el derrocamiento del presidente Chávez, y en una nueva etapa comienza a articular a los estudiantes opositores para aplicar el esquema que les funcionó, de momento, en Europa del Este.

 
Gollinger explica que en Venezuela “comenzaron a seleccionar líderes juveniles estudiantiles en el año 2005 y los enviaron a recibir información en Boston, Belgrado, para luego ejecutar su plan. Se intenta activar en el 2006, antes de las elecciones presidenciales, pero no tenían suficiente presencia en la calle y en el 2007 se vuelve a activar con el tema de la no renovación a la concesión de RCTV, se toman las calles, más organizados, con un logotipo, unos colores y el símbolo de las manos blancas, con el liderazgo de Yon Goicochea, uno de los primeros que recibió información y financiamiento de Washington y las agencias europeas”.

 
Luego de lo que ellos percibieron como un éxito, en cuanto a su presencia de calle, continuaron formando otros líderes de los grupos estudiantiles juveniles y perfeccionaron su estrategia.

 
La derrota momentánea de una Revolución de Color en Ucrania no significaría el fin de la estrategia, más bien sería una oportunidad para afinar la vigilancia revolucionaria y contrarrestar los intereses de una clase imperialista y antinacional.

 
El derrumbe de la revolución naranja en Ucrania demostró que estos movimientos no se sostienen en el tiempo, pues no representan los intereses de las clases populares y mayoristas.

Fuente RNV