Chile con nuevos demonios |
Jueves 11 de Marzo de 2010 23:57 | |
Infortunado Chile, tierra generosa y pueblo muy trabajador, que sufrió durante largos años una de las dictaduras más sanguinarias en la historia latinoamericana, encarnada por el régimen militarista y criminal de Augusto Pinochet. Con la complicidad de los comandantes de todas las fuerzas, Pinochet conduce el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que le costó la vida al presidente socialista Salvador Allende, y estableció la junta de gobierno. Miles de chilenos fueron desaparecidos o tuvieron que refugiarse fuera de su patria, un alto porcentaje de ellos en Venezuela. Mientras los patriotas padecían la persecución o el destierro, el asesino y sus familiares o allegados se enriquecían con los dineros públicos, como se supo después. Ya para entonces el pinochetismo fascista se tambaleaba y pactaba con todos los partidos, exceptuando el marxismo, el retorno de la democracia, a partir de 1990. En 1993 el demócrata-cristiano Patricio Aylwin es electo para una presidencia de transición y es seguido por el ex presidente, también demócrata-cristiano, Eduardo Frei, hijo del mandatario homónimo. En el 2003 vino el socialista Ricardo Lagos y finalmente la presidenta Michelle Bachelet, quien cumplió un mandato conciliatorio y no quiso "pasar factura" por las torturas a su padre -general antipinochetista- y a ella misma. Finalmente, ya fallecido Pinochet (aunque los juicios penales a su grupo delictivo todavía persisten), le han caído a Chile dos desgracias notorias: Una, el catastrófico terremoto y sus réplicas que asolaron la región central y el Sur, causando cientos de muertos, con una cantidad mayor de damnificados y refugiados, además de una estimación de 30 mil millones de dólares para reconstruir la infraestructura destrozada, edificios derrumbados y demás daños del sismo. El segundo desastre chileno de estas décadas ha sido que un empresario de la ultra derecha, Sebastián Piñera, el hombre más rico de Chile, haya ganado estos comicios y el poder que asumió ayer como nuevo presidente. Los primeros pasos del señor Piñera como presidente electo en Santiago de Chile, han sido para recibir al dudoso Álvaro Uribe Vélez, en la que será su capital. Y el segundo acto, nombrar un gabinete de mentalidades fascistoides. Nosotros los diablos ya no queremos tampoco la presencia de los demonios que luego nos acusarán a nosotros por los hechos violentos, o por lo menos endiablados, que se producen cuando el derechismo llega a posiciones hegemónicas. Por supuesto que Chávez no podía ni debía estar presente para aplaudir a los supercapitalistas que ahora llegan al poder chileno. Por eso fue que asistió el canciller Nicolás Maduro, en representación del Gobierno de Venezuela. Chile está muy lejos de nuestras fronteras, pero demasiado cerca de nuestros corazones. O.F. |