Estafeta
Misión cumplida
Víctor Manuel Ramos
Dos artículos me han llamado mucho la atención: uno firmado por Rafael Leiva Vivas y otro por Nery Alexis Gaitán. Ambos personajes se suman, sin recato alguno, a los autores del golpe de Estado del pasado 28 de junio, con enormes incongruencias con las que pretenden justificar lo injustificable.
Los comentarios, a estos artículos, aparecidos en la versión digital del diario en que publican sus opiniones son ampliamente esclarecedores del rechazo que han recibido estos autores por parte de los lectores.
Comenzaré por el primero: Dice Leiva Vivas que el Presidente Zelaya fue capturado por elementos militares que portaban una orden judicial y lo condujeron a un avión que lo deportaría a Costa Rica. Luego afirma que la situación nacional se aclaró cuando el Congreso sustituyó al Ejecutivo por acefalía, los militares volvieron a sus cuarteles y las instituciones no sufrieron alteración alguna. Mas adelante, acepta que la sustitución de Zelaya, si bien era inconstitucional, fue la razón por la cual la comunidad internacional tejiera una especie de conjura en contra de Honduras. Leiva se asombra porque internacionalmente el inocente accidente, como él califica al golpe, fue interpretado por la comunidad internacional y por el pueblo en Resistencia como un verdadero golpe de Estado. Y considera que la política de no reconocimiento como legítimo al gobierno usurpador es inusual en la política internacional. Acepta que el golpe trajo oquedad a Honduras y que eso le ha impedido levantarse del fango en que la sumieron los golpistas. Apela a los defensores de lo indefendible a que con mayor sentido y mayor riqueza ética sigan la “aventura” de no dejarse intimidar. Y se congratula de que Honduras haya resistido y que no se doblegue, manteniendo el honor nacional.
¿Qué decir de todo esto? Es realmente asombroso que un diplomático, al filo del fin de su carrera, acuda a estos silogismos para apuntalar la ruptura constitucional. La fragilidad de sus argumentos pasaré a demostrarla:
Como puede Leiva Vivas considerar correcto que el Presidente Zelaya sea capturado por los militares, quienes realmente no tenían orden de captura y ejecutan su acción en la oscuridad del amanecer, contrariando la ley; que se tomaron una atribución que compete a la policía, que además lo capturaron y no lo entregaron a la autoridad competente, sino que lo deportaron mediante el uso de la fuerza, violando otro precepto constitucional.
Pareciera que la lupa con que ve los acontecimientos Leiva Vivas es la misma que le distorsiona la realidad a RAVIBER. Mi compañero de Academia de la Lengua vio a los militares regresar a los cuarteles y que las instituciones estatales se mantuvieron incólumes. La realidad, sin embargo, es otra: los militares nunca regresaron a sus cuarteles (ni han regresado, ni regresarán voluntariamente, salga a las calles y los verá), por el contrario orquestaron una persecución en contra de la Resistencia, de cuyos miembros decenas han sido asesinados, desaparecidos, garroteados, sin contar con los medios de comunicación asaltados, clausurados e intervenidos,… y se mantienen al mando del país, de tal suerte que Micheleti y sus compinches son verdaderos títeres y al sucesor, Lobo, lo han transmutado en un inocente y obediente gatito, de manera que, las instituciones que Leiva ve incólumes ahora están bajo la égida de los chafas. Tienen los militares secuestrada a Honduras.
Al hablar de acefalía del Ejecutivo, Leiva no repara que en un párrafo más arriba ha aceptado que el Presidente fue sacado de su casa y de su país, a balazo limpio, por la fuerza bruta de los militares y eso, eso precisamente, la ruptura por la fuerza del orden constitucional por parte de los militares con la bendición de la oligarquía, de la reacción yanqui y con la bendición de las dirigencias católicas y protestantes (se trata también de un golpe cristiano), es lo que la comunidad internacional no acepta, porque tal acción alienta a los militares de otros países a volver al pasado, al pisoteo y al atropello de la voluntad mayoritaria de los pueblos y repudia cualquier forma de golpe de Estado, sobre todo los militares como el que ocurrió en Honduras.
Aunque Leiva está claro que la sustitución de Zelaya es inconstitucional, así lo acepta en su escrito, no le parece que sea esa una razón para que los demás países del mundo rechacen al gobierno usurpador de Honduras. Al mismo tiempo no deja de reconocer que Honduras, como consecuencia del golpe, está sumida en el fango del desprestigio. Él apela a los abogados corruptos que ha producido la Facultad de Derecho (debería leerse torcido en vez de derecho) de la UNAH para que, con vigor y “ética”, defiendan lo indefendible y que solo puede ser sostenido por el sometimiento brutal que en el pueblo hondureño han pretendido las bayonetas. Lo que debe saber Leiva es que quien realmente no se ha dejado avasallar ha sido el pueblo hondureño que ha resistido en las calles, de manera heroica, frente a la represión de los militares que está ya siendo investigada por los organismos internacionales de justicia.
Por suerte, con algún asomo de sensatez, Leiva admite que nos espera un nuevo amanecer que indudablemente será posible gracias a la tenaz resistencia del pueblo hondureño para salir de la noche de la represión y la tiranía golpistas.
El ejemplo de Honduras lo han dado los marchistas opuestos al golpe, no los militares. A quien apoya el mundo es a la Resistencia, no a los golpistas. Lástima que los organismos internacionales no tienen la posibilidad real de echar el golpe hacia atrás, pero tenga la plena seguridad, amigo Leiva Vivas, que el pueblo heroico de Honduras, vencerá a la dictadura y hará prevalecer la auténtica democracia. Y la justicia espera a los golpistas y asesinos.