La invasión estadounidense a Panamá hace dos décadas bajo el nombre de Causa Justa, representó para la población pérdidas humanas y materiales cuya magnitud hoy se desconoce a pesar de los reclamos de la sociedad.
Los estudios muestran que la administración del entonces presidente George H. W. Bush desplegó para la agresión unos 26 mil efectivos de unidades elite, entre ellas la 82 División aerotransportada.
Otros 12 mil hombres se encontraban dislocados en la extensa red de bases que disponía Washington en territorio panameño, a fin de enfrentar a las Fuerzas de Defensa y los llamados Batallones de la Dignidad.
Como complemento, Panamá sirvió de laboratorio para el empleo de armamentos sofisticados del tipo del bombardero "invisible" Stealth F-117, helicópteros del tipo Blackhawk, Apache y Cobra, además de misiles, cañones de fuego rápido y blindados.
Una evaluación realizada tres años después de los acontecimientos de diciembre de 1989 situó en unas 300 las víctimas fatales, si bien agrupaciones populares mencionan una cifra cercana a las cuatro mil.
El popular barrio de El Chorrillo fue prácticamente destruido por los ataques estadounidenses, con un estimado de cuatro mil viviendas dañadas.